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“Yo temo por la vida mía y de mis hijos”: el lamento de quienes viven en riberas de ríos cuando llueve

Las fuertes lluvias provocadas por el paso de una vaguada en el país hicieron que durante estos dos últimos días los habitantes que se encuentran en las riberas de los ríos Ozama e Isabela, del Gran Santo Domingo, se mantuvieran en constante alerta ante posibles inundaciones.

A pesar de que no hubo crecidas de los ríos, las cañadas que confluyen en los litorales de la zona, se desbordaron provocando leves inundaciones. Los lugareños tomaron medidas temprano ante las consecuencias y efectos que pudieron haberse suscitado por las fuertes lluvias.

“Levanté la cama, la nevera y los muebles, el comedor, todo para que no se le dañe a uno. Cada vez que llueve que esa cañada sube, aquí no se puede estar”, expresó Francisco Zorrilla, quien lleva seis años viviendo cerca de la desembocadura de la cañada de Bonavides.

Asimismo, dijo que se inundó aunque sólo un poco. “Aquí cuando comienza a llover se inunda”, dijo.

Xiomara, quien vive debajo del puente Francisco del Rosario Sánchez, conocido como De la 17, recoge siempre todo lo que pueda sacar. “Tengo la ropa ahí, en una fundita por si sigue lloviendo, seguir recogiendo y sacar pa’ fuera”, añadió.

La lluvia hace que toda la basura se acumule y se tapen las cañadas. Las autoridades no las destapan. “Ellos vienen y prometen que van a limpiar pero no hacen nada”, sostuvo Zorrilla.

Lo mismo sucede con la cañada debajo del puente de la 17 que descarga al río, el cual se desborda ocasionando que el agua entre en las casas. “Esos sacos de arena los colocamos para desviar la presión del agua y que no entre en las casas”, comentaba el pastor Brígido Brito, presidente de la junta de vecinos de la zona.

Cuando comienza a llover o a entrar el agua, a los que están a orillas del río les permiten sacar las camas, por lo menos, o las neveras para entrarlas en la iglesia de la comunidad. “En ocasiones la defensa civil y los bomberos se las llevan y los ponen en un refugio seguro, cuando pasan tormentas”, dijo Brito.

Tienen los números telefónicos de las autoridades que les dan asistencia y los auxilian en caso de situaciones graves. “En eso gracias a Dios no tenemos problemas, la gente ya cuando se ve en peligro acude a la iglesia o a unas autoridades. Muchas veces han perdido sus hogares y eso es lo que queremos evitar que también se vayan a perder vidas humanas. Todos aquí tienen niños pequeños como en caso de esa casa que está dentro del agua”, comenta el pastor.

Por otro lado, cuando sienten que perdura la lluvia, los residentes se inquietan por miedo a perder lo poco que han construido. “Yo cada vez que viene esa lluvia, lo que estoy es loco por salir de ahí, pero no dejo mi casa sola”, dijo Zorilla.

“Esa casa tiene goteras, pongo cantina y cubetas, esa casa no sirve, esa casa está casi cayéndose, vivo en la orilla del río. El piso por abajo está casi derrumbándose. Abajo no tiene tierra. Yo tengo miedo que ese piso se desgrane”, indicó.

También Xiomara Tejeda vive atormentada. “Yo temo por la vida mía y de mis hijos y mi esposo a que pase lo mismo que la otra vez, que la otra vez cuando la tormenta Laura tuve que salir huyendo con mis hijos, porque estaba tan fuerte la presión del río que me derrumbó la casa”, explicó.

“El hermano y el marido mío tuvieron que venirla a arreglar. Mi familia aportando para clavos y zinc, y así, pudimos arreglar la casa otra vez. Estábamos en casa de una vecina que nos prestó, como no podíamos pagarla porque mi marido ahora mismo no está trabajando tuvimos que arreglar la casa y volver otra vez pa’ ca’”, agregó Tejeda.

Hay quienes añoran salir del lugar. Zorrilla, que vive con su esposa y sus hijos “como Dios quiera” sueña con salir de allí. “Quisiera que me saquen de aquí ya (…), que vean que van a hacer con uno para uno salir de aquí con toda mi familia”.

Al igual que Xiomara dice que “Yo sueño con eso, espero que el gobierno me cumpla ese sueño de salir de aquí abajo, porque yo no duermo, de noche no puedo dormir pensando en mis hijos, cualquier cosa que pasa por ahí por el zinc, lo primero que le digo al marido mío es “Los muchachos” y agarramos los muchachos”.

La Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) informó que la vaguada se está alejando, pero el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) mantiene el nivel en nivel de alerta verde por posibles crecidas de ríos, arroyos y cañadas para el Gran Santo Domingo y Barahona.

Sin embargo, descontinuó el nivel de alerta verde para Monte Plata, Monseñor Nouel, Hato Mayor, San José de Ocoa, San Pedro de Macorís, Azua, San Cristóbal y La Romana.

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